29 de julio de 2007


La niña boreal

Observé por esos días, que me envolvían los recuerdos, nubes violeta claro,
condensándose alrededor de mí. No prestaba atención a ningún suceso coti-
diano.
Llegó el carnaval con su máscara papel mashé y purpurina trayendo al ba-
rrio anécdotas inverosímiles.
La niña golondrina y el niño mago, llegaban todas las tardes a mi puerta,
disfrazados, uno de sol, la otra de luna, y sus padres, Faustina y el domador,
Paseaban por las veredas jugando a mojarse con agua perfumada.
Yo andaba recitando poemas de Tomás, mi padre, en la terraza. Mi padre y sus poemas dentro de mi ojo dibujado con tiza. Los libros de Tomás, bajo la mira-
da atenta de Clodomira, mi paloma mensajera, y de Mr Cook, tembloroso y pensativo.
El carnaval solía entristecerme sobremanera, mi soledad se acentuaba con la alegría efímera de los demás.
De pequeña, muy pequeña, una vez mi madre me disfrazó de aurora boreal. Ninguna
niña tan bella y tan triste se ha visto desde entonces.


Ema

2 comentarios:

Charly dijo...

Me encantóla imagen, es justa para tal poema, tiene magia!!

Carina dijo...

Graciasss, la elegí pensando en esa niña triste... muchas graciaaass,
un besooo