19 de agosto de 2008

18 de agosto de 2008

Es una mañana extraña

Es una mañana extraña

Es una mañana extraña,
uno no amanece con un funeral en la garganta cada sábado,
pero este sábado,
resulta que siento que mis lágrimas tienen forma de margaritas,
para llover sobre tu frágil, etérea escencia.
Este sábado hallaré en tu patio rostros,
como poemas, como lunas, guitarras, mates, madrugadas,
estará Abel sentado en la escalera,
y a Alicia la presiento yendo y viniendo,
del espejo al timbre de la puerta,
del conejo a tu perro encantado.
Es un día para que los duendes anden descalzos,
sus botas de fantasía las veo en el rojo piso de tu cuarto.
Yo quiero quedarme en él, envolverme con tus paredes de cometas y estrellas.
De tantas recetas que escribiste,
ayudame a encontrar la que enseña cómo se asiste al funeral de las hadas.
Ya sé, dirías: "mi niña, mi negri, pasá tus manos a modo de caricia
por mis llamadores de ángeles y nombrame.
De inmediato aparecerán las respuestas"
Insisto, amanecí con una despedida pendiente,
y creo que en tules azules llegaré al lugar de la cita.
Voy a encontrarte dormida en tu jardín de malvones...


Descasá Ro, estamos todos bien, vos descansá y simplemente alumbranos