27 de marzo de 2012

Esta es mi guerra
todo estalla dentro de mí.
El silencio tuyo tirne mi estatura,
y me enfrenta.
Nada soy.
Un soldado mal vestido
parado gris tartamudeante
en la lluvia.
Nada soy.
Escribo en mi diario que
me han vencido.
Me duele la noche a la intemperie,
las puertas cerradas,
mi pecho partido en mil pedazos.
Elijo la copa de un árbol para guardar mi poesía,
al abrigo tornasolado de sus hojas,
follaje perfumado, madera dulce
y pájaros inventando la aurora.
Cuelgo adjetivos y verbos en el medio de las ramas,
los sustantivos, en lo mas alto,
para que salgamos mas fácil al mundo.
Tengo un adverbio de tiempo
arropado por un caracol:
un tesoro.
La literatura no duerme,
por la noche le crecen flores
y despierto magnolia
con un sustantivo propio en la garganta.
Sé que voy a quererte aún,
un sueño mas.
Te llevo a la copa de un árbol,
te guardo entre los nidos de gorriones.
Vendrás un día verso libre
hasta mi boca,
y serás mi amor
en la estación de los brotes.

19 de marzo de 2012

No me estás viendo, voy de rojo frente a tu casa, y no me estás viendo. Despedime, que me muero acuosa en esta vereda llena de kioscos. Mirame, enfoqué mis ojos directo a tus labios y perdí toda defensa. Creés que soy bipolar porque te sonrío con veinticincomil dientes y después arrojo una piedra a los vidrios de tu ventana, pero es la furia la que transforma mi gesto. Mis músculos se vuelven ermitaños dentro del cuerpo. esta es la consecuencia. Dame libertad para llorar, yo te doy libertad para que me olvides los feriados y los fines de semana. Está por largarse una tormenta de aquellas. Me llevo un paragüas por si me tirás con palabras repetidas, por si el viaje es largo y me abandonan los planetas. Hasta esta inocencia tuve, de creer que eras Saturno y tus anillos, y sos apenas Mercurio... Me voy, se me va el colectivo.

16 de marzo de 2012

Crepuscular

Migro,
sé que habrá tormenta,
pero las hilachas que me quedan del llanto,
se convertirán en canción.
Remolinos,
madreselvas me esperan en los valles.
Cuando anochezca
sacaré tus ojos castaños lumbre,
castaños tierra y soledad,
de cuencos azules, los saco,
con tus pestañas enredadas
en estrellitas de purpurina.
Migro sin arcoiris,
me sumerjo en las profundas praderas,
soy breve, liviana, crepuscular.