29 de septiembre de 2007

Nora


Nora atravesando el espacio del espejo
Nora
volvió a escapárseme entre luces blancas y azules.
Soñé con esa muñeca hace unas noches,
y la acaricié.
Es inverosíml esta imagen,
el vestido a lunares
mamá recostada en la sombra d ela escalera
y yo queriendo encerrarla en la semioscurdad.
Sobre la espalda
el cabello de la niña
se desenreda despacio
a las once y media.
Mamá arroz, manteca
el vestido a lunares,
las tablas planchadas del delantal.
Encontrarte Nora
atravesando la luz azul.
La única.
mamá dormida en el espacio malvón
vestido de lino,
la muñeca.
Pasillo, madreselva
Nora.
Desenreda despacio
el cabello de su niña
arroz, manteca,
las tablas planchadas del delantal
de su niña,
a las once y media.

4 comentarios:

Cristina Cambareri dijo...

uffffffffffffffffffff


gigante este poema

como tu corazón

tq

cris

Carina dijo...

yo tb te quiero... este corazón es para vos ...

Cris Cam dijo...

Quizá en alguno que otro comentario he traido, y llevado, algunas de las glosas de este poema. No es fuerte sólo por el referente, sino la forma fotográfica de como se ubica el recuerdo.

Hoy mientras clickeamos, chateamos, ponemos el dvd, circulamos por jaiguey no podemos, sin embargo olvidar (algunos cargados de canas) las veredas de ladrillos, las zanjas donde cantaban los sapos, los puentes de madera para cruzar dichas zanjas, el vecinito sentado en el puente con su caña de pescar de palo e hilo de barrilete para sacar una rana y comerla asada (yo he llegado a ser invitado a tal convite). Entrar en la casa de alguna abuela, la propia, o alguna otra donde desde el pasillo te volteaba el olor a ruda y malvones. Llegar al gallinero en el justo momento en que el gallo le garreaba la espalda y le picaba la cabeza a una gallina y la abuela, en este caso la mía, la portuguesa, sacando del bolsillo del delantal dos huevos aún calientes y me los batía con un chorrito de garnacha.

Pero en este poema se juntan ambas perspectivas, sangre y recuerdo, lo cual, coincido con la Crí, lo convierte en gigante.

Un abrazote grande...
(aunque no tanto como para fisurar costillas)

Carina dijo...

Flaco, el abrazo, leve... que estoy toda contracturada... jajaja, sabés? me acordé de los ramilletes de flores de sapo que cortábamos de las orillas de las zanjas, y que mi mamá decía que eran "malas"... esos misterios, insondables, vio...

Besoteeee