22 de septiembre de 2007

Por terrazas blancas, Leandro


Seguir a Leandro por terrazas que no existen

pero que igual perfuman de malvones

macetas de barro

mosaicos blancos.

Terrazas laberínticas,

infinitas escaleras me acercan

y me alejan.

Salgo de la sombra

y hago la luz

con mis pasos temblorosos.

Leandro aguarda en su lecho

de infinitos sudores

de mujeres de senos blancos y blandos,

lecho hambriento.

Corre Leandro, se me escapa entre los monumentos,

cerca de los cementerios.

Y yo grito que dónde, Leandro,

dónde estás.

A dónde vas,

con tu cabeza desordenada en el viento.

Te abrazan las mujeres floridas

atestadas de colgantes y anillos.

Gitanas

y yo en la terraza, llorando escaleras que no llego.

No llego a tu lecho.

Me arrastro, tomo la punta de una manta

y Leandro estás solo,

fugado de las danzas carnales.

Las mujeres caen escaleras abajo

y es un solo estruendo Leandro,

lentamente, como balsa en el río,

meciendo mi cuerpo.

6 comentarios:

Rober dijo...

Hola muy lindo el poema, parece simbólico como un sueño.

Cristina Cambareri dijo...

woww!
muy bueno, negra!
muy fuerte!

tq
cri

Carina dijo...

Rober
hola, bienvenido por estos lados de la caja... muchas gracias... sí, es un sueño que tuve, una pesadilla... hace varios años ya

Un beso grandee

Carina dijo...

Cric
Gracias, hermosa... lo quise traer... no sé por qué...
Besos...

luks dijo...

muy buenos tus textos

saludos!

Carina dijo...

Barbol

Muchas gracias por andar por esta caja... un beso grandee