Quiero sentarme en el medio de
un patio oscuro, a la madrugada,
llorar, romper el silencio de
los baldosones azules
llorar de milagro, de encuentro,
de dolor, de insomnio,
llorar porque sí, porque no,
de quererlo, de extrañar,
quiero retrasar el alba,
un resplandor violeta claro
rompe los techos
y las estrellas empiezan a caer
en la pileta de lavar.
La tristeza infinita no me abandona,
por mas que lavanda, por mas que jazmín,
me reinvento lluvia,
dejo por un momento mi cuerpo,
a merced del viento,
me desparramo sobre las violetas,
y espero que aclare relámpago,
mutilada por un rayo de luna.
En todas partes soy yo,
en este patio verde,
alba y azulejos,
rompo la aurora cuando entiendo
esto de la soledad,
de la pena hiedra y magnolia,
entre las rejas de la puerta.