31 de julio de 2007




Encendí linternas durante todo el día para vos,
Abrí bien los ojos para no sorprenderme
Con tu andar azul, tu sonrisa de dentífrico,
Pero nada es suficiente para enfrentarme a tu halo,
Partido el corazón en intensos rojos,
Me enfrento a la noche,
Y en esta casa que habito, invento otras casas,
Juego a que sos mi cuarto, mi cocina, la llave de mi puerta,
Y me dan ganas de regalarte
Una caja de ladrillitos de colores
Para que construyas para mí una casa blanca,
Y le pongas mil ventanas,
Para ver las estrellas, los planetas, y tus ojos,
Esos ojos tuyos, por la ventana de madrugada,
Párpados entornados: Venus,
Desplegando lilas por las pestañas
Del sistema solar.

29 de julio de 2007


La niña boreal

Observé por esos días, que me envolvían los recuerdos, nubes violeta claro,
condensándose alrededor de mí. No prestaba atención a ningún suceso coti-
diano.
Llegó el carnaval con su máscara papel mashé y purpurina trayendo al ba-
rrio anécdotas inverosímiles.
La niña golondrina y el niño mago, llegaban todas las tardes a mi puerta,
disfrazados, uno de sol, la otra de luna, y sus padres, Faustina y el domador,
Paseaban por las veredas jugando a mojarse con agua perfumada.
Yo andaba recitando poemas de Tomás, mi padre, en la terraza. Mi padre y sus poemas dentro de mi ojo dibujado con tiza. Los libros de Tomás, bajo la mira-
da atenta de Clodomira, mi paloma mensajera, y de Mr Cook, tembloroso y pensativo.
El carnaval solía entristecerme sobremanera, mi soledad se acentuaba con la alegría efímera de los demás.
De pequeña, muy pequeña, una vez mi madre me disfrazó de aurora boreal. Ninguna
niña tan bella y tan triste se ha visto desde entonces.


Ema

28 de julio de 2007

Mi mundo, para vos


Mi mundo, para vos


Mi mundo, debajo de la copa de un naranjo,
mi mundo para vos, y la esencia, los jugos,
las cáscaras, la pulpa, el exótico elemento.
Te circularía de uvas toda la noche,
semáforos de ciruelas en el medio de tu vientre,
peras en tu pelo, en tus orejas.

Caminé entre manzanas verdes toda esta mañana
en que no te vi.
Era tu sabor –ahora lo sé- la piel que inventé para vos,
tu mueca en la escalera,
Todos los mediodías, todos los desayunos,
niño naranja que me estallás sin semillas,
Te guardo para cuando quieras,
Cuando tomes un gajo de los que aún conservo
en un plato de margaritas.

27 de julio de 2007


Te extraño

Te extraño, tan simple como la mañana,
Como el tiempo que pasa entre un encuentro y otro,
Como la tristeza instalada entre mis costillas.
Te extraño de nuevo,
Como si alguna vez hubiera dejado de hacerlo,
Como si alguna vez,
Hubiera guardado tus pestañas en un cajón,
Y tus pecas, y el lunar de tu hombro izquierdo.
Te extraño para mi pesar, para mi muerte,
Para mi sueño intranquilo de cuatro horas noche,
Mitad soñándote, mitad sabiéndote
En otro olor, en otra piel,
Así de simple, como el titubeo
Al pronunciar tu nombre,
Como guardar cosas, objetos
Y no poder guardar
La luz que nos dimos
La mañana, la merienda,
El patio,
El beso que es largo aún,
Y se aloja en todos y en cada uno de mis bolsillos.


Carina Brzozowski

26 de julio de 2007

Esta no es Ema, soy yo, Cari

25 de julio de 2007

Instrucciones para fabricar una varita mágica


Instrucciones para fabricar una varita mágica

Debemos contar con una madera noble, cortada de un árbol que crezca en los bosques azules, mas allá de la tierra conocida. El árbol no debe ser talado, sólo tomar la madera que se necesite. Una vez cortada, antes de pulirla, debe reposar toda la noche en un claro del bosque, que el reflejo de la luna la bañe hasta el alba. Debe ser retirada de allí antes de la salida del sol. Durante todo ese día, debe ser abastecida de las mejores esencias, sonidos, sabores, perfumes, deseos. Para eso, debemos llevarla a primera hora del día hasta un manantial cercano, y que el sonido de la cascada la penetre, no mojarla, porque las hadas que la habitan, suministradas por el reflejo de la luna, podrían molestarse. Luego, se hervirán en un caldero las mas aromáticas hierbas, y se colgará la varita en un lugar donde pueda aspirar los olores. Voces de niños son imprescindibles para que la varita adquiera toques de inocencia. Artesanos de las tierras altas tallarán la varita con cinceles de plata, mientras los elfos, escondidos detrás de las hiedras salvajes, tocarán violines y arpas. Al atardecer, las brujas que viven en las grutas le regalarán risas y cantos, convocarán una lluvia y después al arco iris. Se volverá tornasolada la varita, sus siete colores la harán servil para los asuntos del amor. Cuando llegue la medianoche, las hadas y los elfos, pronunciarán conjuros, con la varita en alto, convocando a las constelaciones. La dejaran posada sobre una roca, y cada estrella del firmamento, colaborará con una partícula de luz.
Si se procede de manera correcta, tendremos al amanecer del segundo día, una varita mágica, única e irrepetible.


Ema


23 de julio de 2007

La caja guardasueños


Hay una mujer casi bruja que vislumbró al hombre de su vida en una caja guardasueños, la cara que vio en el fondo espejado le devolvió la sonrisa de luna, y sus ojos aparecieron en mitad de la noche, como lentejuelas del carnaval...