31 de julio de 2009

Para mi amor...


Tengo en la piel un sello, muy claro, muy lleno de luna, como los ojos de mi amor... tengo una fecha incierta en el calendario de mi cuerpo... el día de su vuelta...

30 de julio de 2009


Ema espera a Gastón,
atisba sus pasos en las veredas arboladas,
ya los conjuros se le confunden en la cabeza,
y no sabe si los gajos de mandarina,
se llevan bien con las gotitas de miel,
o si los siete cabritos bajarán para iluminar
el sendero que lo traerá hacia ella.
Ema espera a Gastón,
haciendo tratos con la luna,
tejiendo hilos multicolores
para acortar las distancias.
Se vuelve azul su sombra por la noche,
porque las costelaciones mas cercanas,
tornasolaron sus deseos
y le regaló el lucero del alba
sueños infinitos, con su hombre de agua,
su mago ambulante y bello.
Ema espera dentro del círculo de tiza,
sabe que Gastón ha tomado un rumbo incierto,
se lo dicen las luciérngas desprendidas de sus vestidos,
que ya no pueden seguirle el rastro.
Abandonan la búsqueda,
y Ema recurre a la oscuridad,
como única manera de encontrar sus ojos.
Entonces, ante un conjuro simple, de bruja triste,
la luna se esconde entre nubarrones.

23 de julio de 2009

Tengo un amor


Tengo un amor, que va conmigo
en mis bolsillos, a donde yo vaya.
Tengo unos ojos castaños, prendidos de mi pelo,
de mi boca,
un beso en la vereda
que se me antoja tan bello como lejano.
Tengo un amor, sí, tengo un amor
que me desnuda por la noche,
y transforma mi piel en luz,
que me imagina recorriendo su cuerpo
y ansío yo esa espalda tibia,
para reposar mi sueño.
Tengo un amor al que espero
en esta casa nueva, con un jardín para él,
una noche y una mañana para mi amor.
Una ilusión, un arcoiris,
un encuentro después de las lluvias.

13 de julio de 2009

Mi casa y el viento del sur


Mi casa es blanca en su interior,
parece que una luz de magnolia la habita
Tiene un jardín de "alegrías" y "lazos de amor",
y está protegida por un llamador
de música primitiva, encerrada en los misterios
de las cañas.
La circundan los vientos por las claraboyas,
pretenden colarse dentro,
y sacudir las alfombras, los libros
los nombres escritos en mis cuadernos.
Viene un viento del sur a meterse por el patio,
mueve mi bicicleta haciéndola tambalear.
Abro la puerta, y el viento del sur penetra
en mi casa cercana a los eucaliptos,
un viento fresco, verde, llovizna y luciérnagas,
viento de arcoiris, de fin del mundo,
unos ojos dormidos, recién dormidos,
bendicen mi casa, desde los cimientos.