LLeva en la espalda el crepúsculo,
los rayos de sol le atraviesan los omóplatos.
Es intenso, furioso, impredecible.
De sus piernas brotan rayos de sabiduría,
vientre de luz, un valle fértil lo habita.
Este hombre es cielo transmutado,
sus ojos cerrados ven las antiguas noches
en las que andaba solo, sin lumbre, sin amor.
Flores violetas, blancas y corales
habitan su paisaje.
Es etéreo, frágil, y a la vez,
arrasador, recién creado por pinceles mágicos.
Se deja escribir en el cuerpo
los nombres que recuerda del pasado,
pero su condición de ser alado
lo coloca mas allá, en el futúro,
feliz, observador,
recién nacido en el cosmos,
vital, inmenso,
azul, como una mañana que promete
Autor de la pintura: Federico Magrotti