Instrucciones para fabricar una varita mágica
Debemos contar con una madera noble, cortada de un árbol que crezca en los bosques azules, mas allá de la tierra conocida. El árbol no debe ser talado, sólo tomar la madera que se necesite. Una vez cortada, antes de pulirla, debe reposar toda la noche en un claro del bosque, que el reflejo de la luna la bañe hasta el alba. Debe ser retirada de allí antes de la salida del sol. Durante todo ese día, debe ser abastecida de las mejores esencias, sonidos, sabores, perfumes, deseos. Para eso, debemos llevarla a primera hora del día hasta un manantial cercano, y que el sonido de la cascada la penetre, no mojarla, porque las hadas que la habitan, suministradas por el reflejo de la luna, podrían molestarse. Luego, se hervirán en un caldero las mas aromáticas hierbas, y se colgará la varita en un lugar donde pueda aspirar los olores. Voces de niños son imprescindibles para que la varita adquiera toques de inocencia. Artesanos de las tierras altas tallarán la varita con cinceles de plata, mientras los elfos, escondidos detrás de las hiedras salvajes, tocarán violines y arpas. Al atardecer, las brujas que viven en las grutas le regalarán risas y cantos, convocarán una lluvia y después al arco iris. Se volverá tornasolada la varita, sus siete colores la harán servil para los asuntos del amor. Cuando llegue la medianoche, las hadas y los elfos, pronunciarán conjuros, con la varita en alto, convocando a las constelaciones. La dejaran posada sobre una roca, y cada estrella del firmamento, colaborará con una partícula de luz.
Si se procede de manera correcta, tendremos al amanecer del segundo día, una varita mágica, única e irrepetible.
Ema
Debemos contar con una madera noble, cortada de un árbol que crezca en los bosques azules, mas allá de la tierra conocida. El árbol no debe ser talado, sólo tomar la madera que se necesite. Una vez cortada, antes de pulirla, debe reposar toda la noche en un claro del bosque, que el reflejo de la luna la bañe hasta el alba. Debe ser retirada de allí antes de la salida del sol. Durante todo ese día, debe ser abastecida de las mejores esencias, sonidos, sabores, perfumes, deseos. Para eso, debemos llevarla a primera hora del día hasta un manantial cercano, y que el sonido de la cascada la penetre, no mojarla, porque las hadas que la habitan, suministradas por el reflejo de la luna, podrían molestarse. Luego, se hervirán en un caldero las mas aromáticas hierbas, y se colgará la varita en un lugar donde pueda aspirar los olores. Voces de niños son imprescindibles para que la varita adquiera toques de inocencia. Artesanos de las tierras altas tallarán la varita con cinceles de plata, mientras los elfos, escondidos detrás de las hiedras salvajes, tocarán violines y arpas. Al atardecer, las brujas que viven en las grutas le regalarán risas y cantos, convocarán una lluvia y después al arco iris. Se volverá tornasolada la varita, sus siete colores la harán servil para los asuntos del amor. Cuando llegue la medianoche, las hadas y los elfos, pronunciarán conjuros, con la varita en alto, convocando a las constelaciones. La dejaran posada sobre una roca, y cada estrella del firmamento, colaborará con una partícula de luz.
Si se procede de manera correcta, tendremos al amanecer del segundo día, una varita mágica, única e irrepetible.
Ema
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