Seguir a Leandro por terrazas que no existen
pero que igual perfuman de malvones
macetas de barro
mosaicos blancos.
Terrazas laberínticas,
infinitas escaleras me acercan
y me alejan.
Salgo de la sombra
y hago la luz
con mis pasos temblorosos.
Leandro aguarda en su lecho
de infinitos sudores
de mujeres de senos blancos y blandos,
lecho hambriento.
Corre Leandro, se me escapa entre los monumentos,
cerca de los cementerios.
Y yo grito que dónde, Leandro,
dónde estás.
A dónde vas,
con tu cabeza desordenada en el viento.
Te abrazan las mujeres floridas
atestadas de colgantes y anillos.
Gitanas
y yo en la terraza, llorando escaleras que no llego.
No llego a tu lecho.
Me arrastro, tomo la punta de una manta
y Leandro estás solo,
fugado de las danzas carnales.
Las mujeres caen escaleras abajo
y es un solo estruendo Leandro,
lentamente, como balsa en el río,
meciendo mi cuerpo.
6 comentarios:
Hola muy lindo el poema, parece simbólico como un sueño.
woww!
muy bueno, negra!
muy fuerte!
tq
cri
Rober
hola, bienvenido por estos lados de la caja... muchas gracias... sí, es un sueño que tuve, una pesadilla... hace varios años ya
Un beso grandee
Cric
Gracias, hermosa... lo quise traer... no sé por qué...
Besos...
muy buenos tus textos
saludos!
Barbol
Muchas gracias por andar por esta caja... un beso grandee
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