20 de diciembre de 2007
25 de noviembre de 2007
Dolor
No puedo explicarlo con otra palabra.
Quieren escaparse las lágrimas
En el instante en que veo tu gozo,
Tus dientes apretados,
Tus ojos oscuro, noche de vientos,
Necesitados de amor.
Tus ojos mis ojos, dolor.
No quiero mas bálsamo
Que la maravilla de tu boca
Rozando la mía.
No quiero mas voluntad
Que la de ir hacia tu cuerpo
Por laberintos de estrellas.
Este dolor de quedarme
Parada en la vereda,
Viéndote partir,
Me abre el pecho,
Amapola de mil pétalos
Acariciando mi corazón.
No puedo explicarlo con otra palabra.
Quieren escaparse las lágrimas
En el instante en que veo tu gozo,
Tus dientes apretados,
Tus ojos oscuro, noche de vientos,
Necesitados de amor.
Tus ojos mis ojos, dolor.
No quiero mas bálsamo
Que la maravilla de tu boca
Rozando la mía.
No quiero mas voluntad
Que la de ir hacia tu cuerpo
Por laberintos de estrellas.
Este dolor de quedarme
Parada en la vereda,
Viéndote partir,
Me abre el pecho,
Amapola de mil pétalos
Acariciando mi corazón.
23 de noviembre de 2007
Cangrejo de otoño despertando a las mariposas.
Las hadas verdes acuden a vos, te refrescan de clorofila,
Y sonríen , cuando intentás acariciarlas
Con tus pequeñas tenazas.
Cangrejo triste, te encontré en mis aguas una tarde,
Y un arco iris se dibujó en mi garganta.
Un camino de aguamarinas trazaste
En tu intento por llegar a la morada de los elfos.
Te detuve, te ví cansado, y quise liberarte de tanta sal,
Tanto estropicio de corales.
Te busco, cangrejo de otoño, cada amanecer,
Y repito tu nombre, porque me gusta,
Porque me suena a cascabel, a luz, a estrella.
Te busco, y se me mete en la piel
Tu olor de arenas nocturnas,
Y en el pecho, tus espasmos de amor.
Las hadas verdes acuden a vos, te refrescan de clorofila,
Y sonríen , cuando intentás acariciarlas
Con tus pequeñas tenazas.
Cangrejo triste, te encontré en mis aguas una tarde,
Y un arco iris se dibujó en mi garganta.
Un camino de aguamarinas trazaste
En tu intento por llegar a la morada de los elfos.
Te detuve, te ví cansado, y quise liberarte de tanta sal,
Tanto estropicio de corales.
Te busco, cangrejo de otoño, cada amanecer,
Y repito tu nombre, porque me gusta,
Porque me suena a cascabel, a luz, a estrella.
Te busco, y se me mete en la piel
Tu olor de arenas nocturnas,
Y en el pecho, tus espasmos de amor.
3 de noviembre de 2007
A veces conocemos personas
Que sólo nos recuerdan
A un montón de botones de colores
Desparramados sobre una mesa,
Haciendo mucho ruido cuando los volcamos
Y de repente, el silencio.
A veces conocemos personas
Que se nos confunden con el viento
Las ponemos bajo una lupa
Y tan sólo vemos ampliadas
Las letras en las etiquetas de sus ropas.
A veces conocemos personas
Que vienen a nosotros como los accidentes:
Fatales, trayendo dolor, incertidumbre.
Sólo a veces pasa
Que se nos llena el alma de libros
Y se nos cuelgan del cabello
Escarabajos multicolores,
Sólo a veces, nos besa en una plaza
La luna blanca de la tarde.
“La cúspide de tus llamas”
es el suelo que sobrevuelan mis mariposas.
A veces pasa que conocemos personas
Que dejan sus zapatos en la tierra
Y salen con nosotros a girar
Por el universo
Sos agua, sos luz, materia estelar.
No sé dónde estabas, mientras yo
Acarreaba valijas grises
Y sustantivos inútiles.
Que sólo nos recuerdan
A un montón de botones de colores
Desparramados sobre una mesa,
Haciendo mucho ruido cuando los volcamos
Y de repente, el silencio.
A veces conocemos personas
Que se nos confunden con el viento
Las ponemos bajo una lupa
Y tan sólo vemos ampliadas
Las letras en las etiquetas de sus ropas.
A veces conocemos personas
Que vienen a nosotros como los accidentes:
Fatales, trayendo dolor, incertidumbre.
Sólo a veces pasa
Que se nos llena el alma de libros
Y se nos cuelgan del cabello
Escarabajos multicolores,
Sólo a veces, nos besa en una plaza
La luna blanca de la tarde.
“La cúspide de tus llamas”
es el suelo que sobrevuelan mis mariposas.
A veces pasa que conocemos personas
Que dejan sus zapatos en la tierra
Y salen con nosotros a girar
Por el universo
Sos agua, sos luz, materia estelar.
No sé dónde estabas, mientras yo
Acarreaba valijas grises
Y sustantivos inútiles.
20 de octubre de 2007
Lo irreversible, no es que me hayas mirado alguna vez,
sino el dolor que me causa que lo niegues.
El dolor juega hambriento con el cuerpo
huracán levantando cimientos.
Irreversible es la marca que quedó en mí
tras esquivar los escombros.
No es que te necesite
pero si estás, tendeme puentes,
trenzame hilos de colores,
y tiralos al fondo del pozo
porque esta oscuridad
me desarma
y me voy acostumbrando...
sino el dolor que me causa que lo niegues.
El dolor juega hambriento con el cuerpo
huracán levantando cimientos.
Irreversible es la marca que quedó en mí
tras esquivar los escombros.
No es que te necesite
pero si estás, tendeme puentes,
trenzame hilos de colores,
y tiralos al fondo del pozo
porque esta oscuridad
me desarma
y me voy acostumbrando...
15 de octubre de 2007
La banderita de un taxi: libre,
la lluvia iluminada por la luz de la calle,
la hora en el celular: 05:00 am
tus ojos mis ojos
frenada del colectivo
pronto amanece
se me borran las palabras,
ni siquiera un "buen día"
Tus pasos,
tus ojos de nuevo
boca de desayuno,
silencio.
No espero nada nuevo
laberinto de pasillos
y el milagro de tu voz a media mañana.
Tu cara que es mía
porque fijate que la contengo de reojo,
la retengo para mí,
para el resto del día sin vos.
Te amo
Nunca me salió tartamudear
y ahora como si nada, trabo las sílabas
tu nombre se me atraganta.
Niño, vida...
Dame por un segundo
el aire que te rodea
dame treinta centímetros de distancia
de mis manos a tu camisa.
la lluvia iluminada por la luz de la calle,
la hora en el celular: 05:00 am
tus ojos mis ojos
frenada del colectivo
pronto amanece
se me borran las palabras,
ni siquiera un "buen día"
Tus pasos,
tus ojos de nuevo
boca de desayuno,
silencio.
No espero nada nuevo
laberinto de pasillos
y el milagro de tu voz a media mañana.
Tu cara que es mía
porque fijate que la contengo de reojo,
la retengo para mí,
para el resto del día sin vos.
Te amo
Nunca me salió tartamudear
y ahora como si nada, trabo las sílabas
tu nombre se me atraganta.
Niño, vida...
Dame por un segundo
el aire que te rodea
dame treinta centímetros de distancia
de mis manos a tu camisa.
29 de septiembre de 2007
Nora
Nora atravesando el espacio del espejo
Nora
volvió a escapárseme entre luces blancas y azules.
Soñé con esa muñeca hace unas noches,
y la acaricié.
Es inverosíml esta imagen,
el vestido a lunares
mamá recostada en la sombra d ela escalera
y yo queriendo encerrarla en la semioscurdad.
Sobre la espalda
el cabello de la niña
se desenreda despacio
a las once y media.
Mamá arroz, manteca
el vestido a lunares,
las tablas planchadas del delantal.
Encontrarte Nora
atravesando la luz azul.
La única.
mamá dormida en el espacio malvón
vestido de lino,
la muñeca.
Pasillo, madreselva
Nora.
Desenreda despacio
el cabello de su niña
arroz, manteca,
las tablas planchadas del delantal
de su niña,
a las once y media.
22 de septiembre de 2007
Por terrazas blancas, Leandro
Seguir a Leandro por terrazas que no existen
pero que igual perfuman de malvones
macetas de barro
mosaicos blancos.
Terrazas laberínticas,
infinitas escaleras me acercan
y me alejan.
Salgo de la sombra
y hago la luz
con mis pasos temblorosos.
Leandro aguarda en su lecho
de infinitos sudores
de mujeres de senos blancos y blandos,
lecho hambriento.
Corre Leandro, se me escapa entre los monumentos,
cerca de los cementerios.
Y yo grito que dónde, Leandro,
dónde estás.
A dónde vas,
con tu cabeza desordenada en el viento.
Te abrazan las mujeres floridas
atestadas de colgantes y anillos.
Gitanas
y yo en la terraza, llorando escaleras que no llego.
No llego a tu lecho.
Me arrastro, tomo la punta de una manta
y Leandro estás solo,
fugado de las danzas carnales.
Las mujeres caen escaleras abajo
y es un solo estruendo Leandro,
lentamente, como balsa en el río,
meciendo mi cuerpo.
16 de septiembre de 2007
Anoche soñé con vos
no encabezo la nota, porque ya sabés quién sos, y yo también se bien quién sos,
tan furtivo siempre, tan abarcador, que cuando te vas, no dejás nada.
Es así, cada vez que te sueño, despierto con el corazón en mil pedazos,
y lo peor es que siempre sucede en domingo. Cuando pasa entre semana, logro tirarte por las ventanillas del colectivo, te me vas en el tintineo de las monedas, en el desayuno de las seis menos cuarto, pero un domingo... hay que pasarlo, eh.
14 de septiembre de 2007
Parece que era clara la noche
en que estallaron los puentes,
luna diáfana, celeste
apoyada sutil, como la sombra
de una mujer sobre las barandas.
Clara la noche, pero debió adivinarse
por qué de golpe, el aire quemó de cenizas
cuando cantaron los pájaros negros,
Por qué se confundieron las maldiciones
y las prédicas,
y los brebajes de las brujas,
derramados en los ríos
cubrieron de pestes los puertos.
Clara, y se vio el resplandor
de los puentes de cristal desapareciendo.
En ninguna orilla se asemejan los cielos,
pueblos derrotados, donde el amor
se parece a una casa blanca llena de puertas,
todas abiertas, sin destino.
Pueblos sin orillas para despedir
a los que se van,
sin estrellas.
Sólo en los puentes algo parecía
al menos, probable,
sin ilusiones,
real el cristal amaneciendo antes que el día,
reflejando en las plataformas
figuras de fantasmas
de linyeras y locos.
Pero parece que los puentes estallaron
con su luz, su historia,
su paciencia
y era, parece, clara, la noche.
8 de septiembre de 2007
Pozos profundos
Pozos profundos fabricó la noche
en el ojo espejado tu imágen
sin pestañas que la rodeen,
sólo una voces perdidas en un patio suburbano.
Pozos profundos, ya casi a punto de llorar,
el espejo va a romperse si no consigo
que me mires
por última vez
o primera.
Fabricó la noche
azules, magníficos muertos
recién muertos
apenas muertos.
y vos, tan cerca,
tendiendo velos negros
para alejarme.
El cielo se derrumba sobre nosotros,
nadie queda para sostenerlo.
Ya no encuentro tus ojos espejados
en el círculo sin pestañas,
serán de verdad las voces y las guitarras?
Pozos profundos para enterrar
paletas
dinosaurios,
Hernandez, Martí,
Cortázar apuñalado
en el fondo del espejo
del hoyo.
Profundas noches
fabricó tu imágen
sin pestañas,
espejo partido.
El cielo cayó sobre nosotros.
6 de septiembre de 2007
Los lápices
Los lápices
Lápices gigantes desparramando trazos
en mi cintura estrellas amarillas,
mis tobillos bañados de Nomeolvides
celestes,
lápices pasteles
enredaderas prendidas de mis muslos,
dibujo imperecedero,
puntas rojas deslizándose tejas de techos
de mi casa que fuera
techos que ansío,
Lápices marrones las vigas de mi cielo raso
arañas colgadas,
lámparas azules los lápices encendidos,
verdes dolor verdes yéndose,
tus ojos puntas verdes
delineando una vereda,
negro, tornasol
el beso negado
que fuera el beso blanco,
bajo el techo rojo, ansío
que fueran pintas multicolores
el lecho de tulipanes
lápices quebrados
minas doloridas dibujos pereciendo,
esfumados turquesas
la sombra de tu cara detrás de la puerta,
ocres los lápices del gesto,
de la despedida en oliva, sepia,
bermellón, los lápices de mi herida.
Señal, rojo señal el lápiz de mi cuerpo solo
frente al espejo.
Circe
Lápices gigantes desparramando trazos
en mi cintura estrellas amarillas,
mis tobillos bañados de Nomeolvides
celestes,
lápices pasteles
enredaderas prendidas de mis muslos,
dibujo imperecedero,
puntas rojas deslizándose tejas de techos
de mi casa que fuera
techos que ansío,
Lápices marrones las vigas de mi cielo raso
arañas colgadas,
lámparas azules los lápices encendidos,
verdes dolor verdes yéndose,
tus ojos puntas verdes
delineando una vereda,
negro, tornasol
el beso negado
que fuera el beso blanco,
bajo el techo rojo, ansío
que fueran pintas multicolores
el lecho de tulipanes
lápices quebrados
minas doloridas dibujos pereciendo,
esfumados turquesas
la sombra de tu cara detrás de la puerta,
ocres los lápices del gesto,
de la despedida en oliva, sepia,
bermellón, los lápices de mi herida.
Señal, rojo señal el lápiz de mi cuerpo solo
frente al espejo.
Circe
30 de agosto de 2007
De caléndulas y camisón
Coxal, tremendo e inevitable.
Tartamudeo en medio de la noche,
rodar de hombres escaleras abajo.
Coxal cortante
Envenenado espolón ciático tal vez
una margarita
espolón amarillo, atrapada libélula
En la boca del pez.
Atlas pretérito, gigante, solaz del dolor
enraizado, sinovial cayendo inmenso,
violeta sinovial de caléndulas.
El grito agudo, cóndilo canto en el fondo de la laguna.
Grito coxal, coxal,
rodar de hombres,
de libros.
Partituras
pinceles,
rodar sinovial
De oscuridad sin aristas.
Epicléa en el fondo de la tarde
enciende velas para esperar al espectro.
Epicléa sabia.
Sinovial candela al pie de la escalera.
Coxal el grito, el rodar,
un ciempiés rodeando la casa,
Atlas de luna llena y estrellas.
Desastre de cóndilo en el espejo,
en la cinta de raso del camisón.
28 de agosto de 2007
Eras la aguja mas pequeña de mi reloj
Eras la aguja mas pequeña de mi reloj
Eras la aguja mas pequeña de mi reloj.
Segundero de la risa,
de la mañana despertando en tu pelo,
alivio de mis pesadillas.
Eras mi centro, el vértice del trapecio,
simétrico, perfecto, el instante de la luna
sombra celeste sobre tu cuello.
Eras mi aeropuerto.
De vos, partían mis vuelos hacia ciudades turquesas,
sueños remotos de latitudes imposibles.
Eras un nido de abejas en la oscuridad,
el zumbido, el grito y después la miel.
Mi amor, mi verdad, un campo de amapolas tu boca,
tu beso.
Eras la partitura en blanco, un cuaderno nuevo y azul,
un puñado de gemas,
la ventana donde crece un jazmín.
Eras mi sello, mi estatura,
mi huella digital,
un calidoscopio.
Mis venas, arterias,
el líquido sinovial de mi alegría.
Una búsqueda, un encontrarte,
tu nombre escrito en alguna pared.
Eras el sueño vegetal de la espesura,
el canto de los grillos,
la imagen en mis párpados cerrados,
mi tatuaje, mi razón, mi entera voluntad.
Eras la aguja mas pequeña de mi reloj.
Segundero de la risa,
de la mañana despertando en tu pelo,
alivio de mis pesadillas.
Eras mi centro, el vértice del trapecio,
simétrico, perfecto, el instante de la luna
sombra celeste sobre tu cuello.
Eras mi aeropuerto.
De vos, partían mis vuelos hacia ciudades turquesas,
sueños remotos de latitudes imposibles.
Eras un nido de abejas en la oscuridad,
el zumbido, el grito y después la miel.
Mi amor, mi verdad, un campo de amapolas tu boca,
tu beso.
Eras la partitura en blanco, un cuaderno nuevo y azul,
un puñado de gemas,
la ventana donde crece un jazmín.
Eras mi sello, mi estatura,
mi huella digital,
un calidoscopio.
Mis venas, arterias,
el líquido sinovial de mi alegría.
Una búsqueda, un encontrarte,
tu nombre escrito en alguna pared.
Eras el sueño vegetal de la espesura,
el canto de los grillos,
la imagen en mis párpados cerrados,
mi tatuaje, mi razón, mi entera voluntad.
22 de agosto de 2007
La hora
Esta es la hora del caos, las diez de la noche, las zanahorias hirviendo en una olla, las pechugas en la plancha y yo buscando facturas que debo pagar y que porsupuesto no encuentro, y camino, y revuelvo, y cuento dinero, que, Oh casualidad!! tampoco encuentro, porque no lo tengo, jajaja, y no sé de qué me río...
Esta es la hora, del desorden total, del resfrío mal curado, y la contractura en la espalda, y por qué no está para hacerme unos masajes, y en esta casa nunca encuentro nada!!! En esta casaaaa, todo se pierde!!! Grito, como si viviéramos cinco, y vivo sola, diosss miooo
qué hora esta!!! Fatal!!!
20 de agosto de 2007
14 de agosto de 2007
Soy Carina
Hoy, una señora en el colectivo portaba una cadenita con una medalla a modo de placa, con la siguiente inscripción: si me encuentran en la calle, inconciente, no estoy drogada ni soy alcoholica.
Inmediatamente pensé: ¿qué pondría yo en mi placa, de tener alguna??
¿Qué pondrían ustedes???
Soy Carina
avisenlé a él, y solamente a él
que morí esta mañana o al menos eso parece,
sin su olor, sin su risa,
sin el universo acuoso de sus ojos.
Soy Carina
que tengas un buen regreso a tu hogar...
11 de agosto de 2007
La tapa de la pava
Veo levitar la tapa de la pava.
El mate está listo, las tostadas
y la tapa de la pava se eleva,
porque yo lo quiero así.
El llamador de ángeles titila en la puerta de la cocina,
alguien andará por la casa,
hechizando para mí las cosas cotidianas.
Ema sabe que la espero al atardecer,
bruja de las cosas simples, arabesco de mariposas,
abre su caja de espejos, y asoman los rostros amados.
Mientras unto las tostadas con la mermelada de duraznos,
pienso en sus voces,
y los silencios de mi casa son de luz,
los espacios vacíos se llenan de semillas,
y crecen plantas insospechadas.
Amo ver levitar la tapa de la pava,
anuncia una noche de sueños imposibles,
y en el cielo, la alineación de las estrellas.
Carina
*Ema, te espero siempre*****
8 de agosto de 2007
La tormenta, los barcos, las cruces,
los caracoles partidos en el fondo de la playa.
No es a la tormenta que le temo,
es al viento desorientando a los girasoles,
a los nubarrones rojos y a la creciente del mar.
Tampoco se oye el silencio,
sólo la rebelión de los peces en las redes,
el rugido del mar escandaloso y azul.
No me asustan los barcos fantasmas fuera de rumbo,
me asusta la luna que no está en el cielo,
y debe andar por encima de las camas en la madrugada.
Me asustan las gaviotas prontas a morir.
Los verdugos que andan por las calles buscando víctimas,
los perros escondidos detrás de las enredaderas.
Pero yo temo, vos no temés,
vos que andás debajo de los cielos rojos,
y te circundan pájaros blancos,
andás por la vida
presintiendo anuncios.
Yo temo.
No es a la tormenta que le temo,
es al viento desorientando a los girasoles
Carina
31 de julio de 2007
Encendí linternas durante todo el día para vos,
Abrí bien los ojos para no sorprenderme
Con tu andar azul, tu sonrisa de dentífrico,
Pero nada es suficiente para enfrentarme a tu halo,
Partido el corazón en intensos rojos,
Me enfrento a la noche,
Y en esta casa que habito, invento otras casas,
Juego a que sos mi cuarto, mi cocina, la llave de mi puerta,
Y me dan ganas de regalarte
Una caja de ladrillitos de colores
Para que construyas para mí una casa blanca,
Y le pongas mil ventanas,
Para ver las estrellas, los planetas, y tus ojos,
Esos ojos tuyos, por la ventana de madrugada,
Párpados entornados: Venus,
Desplegando lilas por las pestañas
Del sistema solar.
Abrí bien los ojos para no sorprenderme
Con tu andar azul, tu sonrisa de dentífrico,
Pero nada es suficiente para enfrentarme a tu halo,
Partido el corazón en intensos rojos,
Me enfrento a la noche,
Y en esta casa que habito, invento otras casas,
Juego a que sos mi cuarto, mi cocina, la llave de mi puerta,
Y me dan ganas de regalarte
Una caja de ladrillitos de colores
Para que construyas para mí una casa blanca,
Y le pongas mil ventanas,
Para ver las estrellas, los planetas, y tus ojos,
Esos ojos tuyos, por la ventana de madrugada,
Párpados entornados: Venus,
Desplegando lilas por las pestañas
Del sistema solar.
29 de julio de 2007
La niña boreal
Observé por esos días, que me envolvían los recuerdos, nubes violeta claro,
condensándose alrededor de mí. No prestaba atención a ningún suceso coti-
diano.
Llegó el carnaval con su máscara papel mashé y purpurina trayendo al ba-
rrio anécdotas inverosímiles.
La niña golondrina y el niño mago, llegaban todas las tardes a mi puerta,
disfrazados, uno de sol, la otra de luna, y sus padres, Faustina y el domador,
Paseaban por las veredas jugando a mojarse con agua perfumada.
Yo andaba recitando poemas de Tomás, mi padre, en la terraza. Mi padre y sus poemas dentro de mi ojo dibujado con tiza. Los libros de Tomás, bajo la mira-
da atenta de Clodomira, mi paloma mensajera, y de Mr Cook, tembloroso y pensativo.
El carnaval solía entristecerme sobremanera, mi soledad se acentuaba con la alegría efímera de los demás.
De pequeña, muy pequeña, una vez mi madre me disfrazó de aurora boreal. Ninguna
niña tan bella y tan triste se ha visto desde entonces.
Observé por esos días, que me envolvían los recuerdos, nubes violeta claro,
condensándose alrededor de mí. No prestaba atención a ningún suceso coti-
diano.
Llegó el carnaval con su máscara papel mashé y purpurina trayendo al ba-
rrio anécdotas inverosímiles.
La niña golondrina y el niño mago, llegaban todas las tardes a mi puerta,
disfrazados, uno de sol, la otra de luna, y sus padres, Faustina y el domador,
Paseaban por las veredas jugando a mojarse con agua perfumada.
Yo andaba recitando poemas de Tomás, mi padre, en la terraza. Mi padre y sus poemas dentro de mi ojo dibujado con tiza. Los libros de Tomás, bajo la mira-
da atenta de Clodomira, mi paloma mensajera, y de Mr Cook, tembloroso y pensativo.
El carnaval solía entristecerme sobremanera, mi soledad se acentuaba con la alegría efímera de los demás.
De pequeña, muy pequeña, una vez mi madre me disfrazó de aurora boreal. Ninguna
niña tan bella y tan triste se ha visto desde entonces.
Ema
28 de julio de 2007
Mi mundo, para vos
Mi mundo, para vos
Mi mundo, debajo de la copa de un naranjo,
mi mundo para vos, y la esencia, los jugos,
las cáscaras, la pulpa, el exótico elemento.
Te circularía de uvas toda la noche,
semáforos de ciruelas en el medio de tu vientre,
peras en tu pelo, en tus orejas.
Caminé entre manzanas verdes toda esta mañana
en que no te vi.
Era tu sabor –ahora lo sé- la piel que inventé para vos,
tu mueca en la escalera,
Todos los mediodías, todos los desayunos,
niño naranja que me estallás sin semillas,
Te guardo para cuando quieras,
Cuando tomes un gajo de los que aún conservo
en un plato de margaritas.
Mi mundo, debajo de la copa de un naranjo,
mi mundo para vos, y la esencia, los jugos,
las cáscaras, la pulpa, el exótico elemento.
Te circularía de uvas toda la noche,
semáforos de ciruelas en el medio de tu vientre,
peras en tu pelo, en tus orejas.
Caminé entre manzanas verdes toda esta mañana
en que no te vi.
Era tu sabor –ahora lo sé- la piel que inventé para vos,
tu mueca en la escalera,
Todos los mediodías, todos los desayunos,
niño naranja que me estallás sin semillas,
Te guardo para cuando quieras,
Cuando tomes un gajo de los que aún conservo
en un plato de margaritas.
27 de julio de 2007
Te extraño
Te extraño, tan simple como la mañana,
Como el tiempo que pasa entre un encuentro y otro,
Como la tristeza instalada entre mis costillas.
Te extraño de nuevo,
Como si alguna vez hubiera dejado de hacerlo,
Como si alguna vez,
Hubiera guardado tus pestañas en un cajón,
Y tus pecas, y el lunar de tu hombro izquierdo.
Te extraño para mi pesar, para mi muerte,
Para mi sueño intranquilo de cuatro horas noche,
Mitad soñándote, mitad sabiéndote
En otro olor, en otra piel,
Así de simple, como el titubeo
Al pronunciar tu nombre,
Como guardar cosas, objetos
Y no poder guardar
La luz que nos dimos
La mañana, la merienda,
El patio,
El beso que es largo aún,
Y se aloja en todos y en cada uno de mis bolsillos.
Carina Brzozowski
Te extraño, tan simple como la mañana,
Como el tiempo que pasa entre un encuentro y otro,
Como la tristeza instalada entre mis costillas.
Te extraño de nuevo,
Como si alguna vez hubiera dejado de hacerlo,
Como si alguna vez,
Hubiera guardado tus pestañas en un cajón,
Y tus pecas, y el lunar de tu hombro izquierdo.
Te extraño para mi pesar, para mi muerte,
Para mi sueño intranquilo de cuatro horas noche,
Mitad soñándote, mitad sabiéndote
En otro olor, en otra piel,
Así de simple, como el titubeo
Al pronunciar tu nombre,
Como guardar cosas, objetos
Y no poder guardar
La luz que nos dimos
La mañana, la merienda,
El patio,
El beso que es largo aún,
Y se aloja en todos y en cada uno de mis bolsillos.
Carina Brzozowski
26 de julio de 2007
25 de julio de 2007
Instrucciones para fabricar una varita mágica
Instrucciones para fabricar una varita mágica
Debemos contar con una madera noble, cortada de un árbol que crezca en los bosques azules, mas allá de la tierra conocida. El árbol no debe ser talado, sólo tomar la madera que se necesite. Una vez cortada, antes de pulirla, debe reposar toda la noche en un claro del bosque, que el reflejo de la luna la bañe hasta el alba. Debe ser retirada de allí antes de la salida del sol. Durante todo ese día, debe ser abastecida de las mejores esencias, sonidos, sabores, perfumes, deseos. Para eso, debemos llevarla a primera hora del día hasta un manantial cercano, y que el sonido de la cascada la penetre, no mojarla, porque las hadas que la habitan, suministradas por el reflejo de la luna, podrían molestarse. Luego, se hervirán en un caldero las mas aromáticas hierbas, y se colgará la varita en un lugar donde pueda aspirar los olores. Voces de niños son imprescindibles para que la varita adquiera toques de inocencia. Artesanos de las tierras altas tallarán la varita con cinceles de plata, mientras los elfos, escondidos detrás de las hiedras salvajes, tocarán violines y arpas. Al atardecer, las brujas que viven en las grutas le regalarán risas y cantos, convocarán una lluvia y después al arco iris. Se volverá tornasolada la varita, sus siete colores la harán servil para los asuntos del amor. Cuando llegue la medianoche, las hadas y los elfos, pronunciarán conjuros, con la varita en alto, convocando a las constelaciones. La dejaran posada sobre una roca, y cada estrella del firmamento, colaborará con una partícula de luz.
Si se procede de manera correcta, tendremos al amanecer del segundo día, una varita mágica, única e irrepetible.
Ema
Debemos contar con una madera noble, cortada de un árbol que crezca en los bosques azules, mas allá de la tierra conocida. El árbol no debe ser talado, sólo tomar la madera que se necesite. Una vez cortada, antes de pulirla, debe reposar toda la noche en un claro del bosque, que el reflejo de la luna la bañe hasta el alba. Debe ser retirada de allí antes de la salida del sol. Durante todo ese día, debe ser abastecida de las mejores esencias, sonidos, sabores, perfumes, deseos. Para eso, debemos llevarla a primera hora del día hasta un manantial cercano, y que el sonido de la cascada la penetre, no mojarla, porque las hadas que la habitan, suministradas por el reflejo de la luna, podrían molestarse. Luego, se hervirán en un caldero las mas aromáticas hierbas, y se colgará la varita en un lugar donde pueda aspirar los olores. Voces de niños son imprescindibles para que la varita adquiera toques de inocencia. Artesanos de las tierras altas tallarán la varita con cinceles de plata, mientras los elfos, escondidos detrás de las hiedras salvajes, tocarán violines y arpas. Al atardecer, las brujas que viven en las grutas le regalarán risas y cantos, convocarán una lluvia y después al arco iris. Se volverá tornasolada la varita, sus siete colores la harán servil para los asuntos del amor. Cuando llegue la medianoche, las hadas y los elfos, pronunciarán conjuros, con la varita en alto, convocando a las constelaciones. La dejaran posada sobre una roca, y cada estrella del firmamento, colaborará con una partícula de luz.
Si se procede de manera correcta, tendremos al amanecer del segundo día, una varita mágica, única e irrepetible.
Ema
23 de julio de 2007
La caja guardasueños
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