Hay una princesa con un manto verde,
escondida en el fondo de un pozo,
Ella es luz, el pozo está a oscuras.
Se ha sumergido en esta profundidad,
como castigo:
Parece que la princesa no sabe amar.
Debajo de su manto verde lleva los recuerdos,
los colores del príncipe, guardados en cuencos,
mezcla los tonos rosados del amanecer,
con los dorados del otoño,
y decide dormir allí, acurrucada en esa fusión.
Nadie habrá de encontrarla,
No quiere salir.
Nadie la ama, porque ella guarda todo
debajo de su manto.
No sabe dar...
Una princesa se duerme sola en un pozo sin luz,
cubierta de otoño y estrellas negras.
18 de diciembre de 2011
7 de diciembre de 2011
Te estoy esperando,
extraño tu cuerpo acurrucado junto al mío,
tus ojos entornados,
tu pelo, acostumbrado a mis caricias.
Por momentos, alejás este miedo a la muerte,
esta soledad que me envuelve,
nube violeta, densa,
y mis ojos tristes.
Acá estoy,
mi piel en medio de la noche,
clava tu nombre en una flecha,
voraz, encendida.
extraño tu cuerpo acurrucado junto al mío,
tus ojos entornados,
tu pelo, acostumbrado a mis caricias.
Por momentos, alejás este miedo a la muerte,
esta soledad que me envuelve,
nube violeta, densa,
y mis ojos tristes.
Acá estoy,
mi piel en medio de la noche,
clava tu nombre en una flecha,
voraz, encendida.
6 de diciembre de 2011
La flor
Soy una flor, flotando entre camalotes,
viajo hacia la noche de inmensa luna,
pétalos bien abiertos, atenta,
esperando la lluvia.
No sé mi destino,
el amor me sorprende llegando el alba,
me sacude, me deja tiritando,
me toma entre sus manos,
soy una flor dormida,
entregada a su voz de selva.
Entonces el amor es inmenso,
porque amanece y soy plena,
se abren los camalotes,
rozo levemente el agua,
No sé cuándo pasó,
cuándo empecé a amar
y deje a un lado mis pretenciones de flor,
y temblé, mujer extrañando,
mujer susurrando en la espalda
del hombre vegetal,
hombre selva, que me abarca.
viajo hacia la noche de inmensa luna,
pétalos bien abiertos, atenta,
esperando la lluvia.
No sé mi destino,
el amor me sorprende llegando el alba,
me sacude, me deja tiritando,
me toma entre sus manos,
soy una flor dormida,
entregada a su voz de selva.
Entonces el amor es inmenso,
porque amanece y soy plena,
se abren los camalotes,
rozo levemente el agua,
No sé cuándo pasó,
cuándo empecé a amar
y deje a un lado mis pretenciones de flor,
y temblé, mujer extrañando,
mujer susurrando en la espalda
del hombre vegetal,
hombre selva, que me abarca.
4 de noviembre de 2011
Hoy vi unas flores de Mburucullá,
bajo la lluvia.
tan bellas, frescas, en un alambrado,
contra las vías del tren.
Las vi de pasada,
pero mi corazón se quedó allí,
mi tristeza toda, inmensa tristeza.
Quizás no vea mas
tus ojos de noche profunda,
tu piel de almendra...
Ahí estaban las flores,
presagio de la soledad...
bajo la lluvia.
tan bellas, frescas, en un alambrado,
contra las vías del tren.
Las vi de pasada,
pero mi corazón se quedó allí,
mi tristeza toda, inmensa tristeza.
Quizás no vea mas
tus ojos de noche profunda,
tu piel de almendra...
Ahí estaban las flores,
presagio de la soledad...
17 de octubre de 2011
La pregunta
Toco tu pelo, y la pregunta está latente:¿Es esta la última vez?
Sigo enredando mis dedos en tu cabeza,
en la tele, se van sucediendo las imágenes,
una tras otra,
y yo pretendo retrasar el reloj.
No quiero dormir, aunque lo haga pegada a tu piel.
Será esta la última vez? me digo
y me pego a tu pecho,
latidos de acuarela en mi costado,
lágrimas silenciosas dejo en tu almohada,
en sueños.
despierto, y la oscuridad no es tal,
el brillo de la noche es nuestro,
acaricio tu espalda, sin abrir los ojos,
¿Será esta la última vez?
Olvidé algo adrede en tu cama:
la ilusión, la esperanza...
Sigo enredando mis dedos en tu cabeza,
en la tele, se van sucediendo las imágenes,
una tras otra,
y yo pretendo retrasar el reloj.
No quiero dormir, aunque lo haga pegada a tu piel.
Será esta la última vez? me digo
y me pego a tu pecho,
latidos de acuarela en mi costado,
lágrimas silenciosas dejo en tu almohada,
en sueños.
despierto, y la oscuridad no es tal,
el brillo de la noche es nuestro,
acaricio tu espalda, sin abrir los ojos,
¿Será esta la última vez?
Olvidé algo adrede en tu cama:
la ilusión, la esperanza...
16 de octubre de 2011
NORA
Nora atravesando el espacio del espejo.
Nora,
volvió a escapárseme entre luces blancas y azules.
Soñé con esa muñeca hace unas noches,
y la acaricié.
Es inverosímil esta imágen,
el vestido a lunares,
mamá recostada en la sombra de la escalera
y yo queriendo encerrarla en la semioscuridad.
Sobre la espalda, el cabello de la niña
se desenreda despacio a las once y media.
Mamá arroz, manteca,
el vestido a lunares,
las tablas planchadas del delantal.
Encontrarte Nora
atravesando la luz azul.
La única.
Mamá dormida en el espacio malvón,
vestido de lino, la muñeca.
Pasillo, madreselva
Nora, desenreda despacio
el cabello de su niña,
arroz, manteca,
las tablas planchadas del delantal,
de su niña, a las once y media
Nora,
volvió a escapárseme entre luces blancas y azules.
Soñé con esa muñeca hace unas noches,
y la acaricié.
Es inverosímil esta imágen,
el vestido a lunares,
mamá recostada en la sombra de la escalera
y yo queriendo encerrarla en la semioscuridad.
Sobre la espalda, el cabello de la niña
se desenreda despacio a las once y media.
Mamá arroz, manteca,
el vestido a lunares,
las tablas planchadas del delantal.
Encontrarte Nora
atravesando la luz azul.
La única.
Mamá dormida en el espacio malvón,
vestido de lino, la muñeca.
Pasillo, madreselva
Nora, desenreda despacio
el cabello de su niña,
arroz, manteca,
las tablas planchadas del delantal,
de su niña, a las once y media
25 de septiembre de 2011
LLeva en la espalda el crepúsculo,
los rayos de sol le atraviesan los omóplatos.
Es intenso, furioso, impredecible.
De sus piernas brotan rayos de sabiduría,
vientre de luz, un valle fértil lo habita.
Este hombre es cielo transmutado,
sus ojos cerrados ven las antiguas noches
en las que andaba solo, sin lumbre, sin amor.
Flores violetas, blancas y corales
habitan su paisaje.
Es etéreo, frágil, y a la vez,
arrasador, recién creado por pinceles mágicos.
Se deja escribir en el cuerpo
los nombres que recuerda del pasado,
pero su condición de ser alado
lo coloca mas allá, en el futúro,
feliz, observador,
recién nacido en el cosmos,
vital, inmenso,
azul, como una mañana que promete
Autor de la pintura: Federico Magrotti
20 de junio de 2011
Pena hiedra
Quiero sentarme en el medio de
un patio oscuro, a la madrugada,
llorar, romper el silencio de
los baldosones azules
llorar de milagro, de encuentro,
de dolor, de insomnio,
llorar porque sí, porque no,
de quererlo, de extrañar,
quiero retrasar el alba,
un resplandor violeta claro
rompe los techos
y las estrellas empiezan a caer
en la pileta de lavar.
La tristeza infinita no me abandona,
por mas que lavanda, por mas que jazmín,
me reinvento lluvia,
dejo por un momento mi cuerpo,
a merced del viento,
me desparramo sobre las violetas,
y espero que aclare relámpago,
mutilada por un rayo de luna.
En todas partes soy yo,
en este patio verde,
alba y azulejos,
rompo la aurora cuando entiendo
esto de la soledad,
de la pena hiedra y magnolia,
entre las rejas de la puerta.
13 de enero de 2011
El cofre de luna
Viajo, soy la tormenta,
recorro caminos escabrosos.
Guardo la luna en un cofre blanco,
y la llevo conmigo, contra la tempestad
entre mis costillas.
Duele la luna en mi costado,
y lloro, porque es largo el viaje.
El puente a mitad de camino
tiene tu autoría,
baranda de estrellas,
un río oscuro debajo y vos,
sin aparecer.
cargo morrales de azúcar,
por si acaso los cucos,
por si acaso tu sonrisa de niño feliz
salga a mi encuentro.
Pesa la luna, mi vientre es luna,
y mis pechos.
Amanezco dentro de tu sueño,
estás boca arriba,
todas las estrellas y los planetas
pintan tu pecho de azul.
Mi cofre de luna se abre al fin.
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